viernes, 31 de agosto de 2012

La casa del Ciclón

TECHO PROPIO
Pasaron, ya, 90 años, y Aurich volvió a encontrar casa. Ya no fueron los terrales y el olor a caña de Batangrande. Esta vez, en la Videna de Chiclayo, el Ciclón cuenta con su casa. Los tiempos de la gitanería, buscando cancha para entrenar, mudándose de un escenario a otro, practicando, a veces, en parques, quedaron atrás. Hoy el Ciclón tiene techo propio con todas las comodidades que requiere un club profesional.
CANCHA DE PRIMERA
Juan Aurich entrena en una cancha de primer nivel, súper cuidada y con las medidas reglamentarias. En la Videna, el Ciclón se alista para cada fecha del Descentralizado y sus intervenciones internacionales, en un campo ideal, generoso y sin inconvenientes. En ese escenario agradable, acogedor y bien equipado, los técnicos aurichistas de todas las categorías definen sus estrategias.
GIMNASIO
El fútbol profesional siglo XXI demanda una formidable preparación física y la excelencia de la fortaleza sale de los gimnasios. Aurich cuenta con un equipadísimo gimnasio, con los más modernos aparatos para que los muchachos del Ciclón adquieran el estado ideal para las competiciones. En Aurich ya no se descuida nada, ni el más mínimo detalle.
TOPICO MEDICO
Las lesiones son pan de cada día en el fútbol. Y Juan Aurich no es ajeno a la necesidad de contar con un departamento médico para el tratamiento de los jugadores golpeados. El tópico también cuenta con los requisitos indispensables, y hasta más, para la recuperación de los equipistas sentidos y para los exámenes médicos de rigor.
LA FAMILIA ROJA
Clásicas se han hecho las parrilladas de confraternidad en Aurich para unir más a la familia. Y la casa del Ciclón, en la Videna, es ideal para estos eventos. Jugadores, dirigentes y cuerpo técnico, además de personal administrativo, se sientan en una misma mesa y lo comparten todo. Porque así es la familia roja.
LA INTIMIDAD DEL CICLON
Los camarines de a Videna son admirables. Nada que envidiar a los grandes equipos del mundo. Cada jugador cuenta con su casillero respectivo, duchas y comodidades para cumplir con éxito sus tareas. Las incomodidades de otras épocas son sólo anécdotas. Juan Aurich, en sus 90 años, es un club digno de plena admiración.

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